A. A. ha tenido la amabilidad de esperar a altas horas de la noche para fotografiar este maravilloso ejemplar. Según nos comenta en su mail, todos los días, sin excepción, al salir de su casa por la mañana se encuentra un enorme y apetitoso pastelito como este para desayunar, y no precisamente de la Tarifeña.
Nos consta que está intentando pillar al dueño desprevenido para ponerle una correa pero éste siempre coge el coche y logra escapar.
No desesperes amigo A., siéntete privilegiado ya que no tienes que desplazarte a ningún sitio para ver mierda. La mierda va a ti. Eres uno de los elegidos.
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